sábado, 22 de marzo de 2008

¿Debo cobrar por un servicio musical?

De todos los músicos es sabido que vivir de la música es posible si se cumplen algunas condiciones. No entraremos en detalles, puesto que la gran mayoría aplican a los músicos que se dedican al entretenimiento o a un tipo distinto de música. La católica, por otro lado, es algo más complejo.

Tocaremos ahora algunos puntos o momentos en los que se le muestra al músico la encrucijada: ¿cobro por este servicio? ¿Lo doy gratis y el Señor se encarga luego? Como siempre, la intención de este foro es vertir no sólo mi opinión, sino compartir la de otras y otros que se sientan identificados con el tema.

En la Eucaristía
En más de una ocasión hemos sido llamados a "tocar una misa". Algunas veces lo hacemos como labor pastoral, porque pertenecemos a algún coro o grupo o hay algún evento extra. Otras veces, sin embargo, es una especie de "contratación": misa especial, boda, 15 años, fin de novenario, etc. Hay iglesias que cuentan con músicos "de planta", quienes reciben un pago mensual por su servicio, a manera de ayuda económica por su tiempo. Pero en la mayoría de iglesias esto no es así. Les diré qué hago yo cuando me veo en este caso.

  • Si la eucaristía es dominical, en nuestra parroquia están ya organizados los grupos, solistas y coros que tienen a su cargo determinado horario de misa, por lo que no se cambia. Ninguno de ellos recibe un pago por ese servicio, es un trabajo pastoral.
  • Si es una celebración no dominical y especial (boda, 15 años, acción de gracias, etc.), primero veo quién me lo pide. Si la persona pertenece a las comunidades parroquiales, veo mi tiempo y no cobro absolutamente nada, siempre que sea en mi misma parroquia. Si, por el contrario, no es en mi parroquia o es amigo, pariente, conocido, etc, de alguien de la comunidad parroquial, entonces considero el cobro. Éste dependerá de distancia, horario, etc.
  • Cuando es un sacerdote quien me lo pide, o una comunidad ajena a mi parroquia, también considero el cobro. El cobro puede implicar solamente el transporte o un aporte económico, dependiendo de las circunstancias o lo que el Espíritu me guié.
En un concierto
Ésta es quizás la forma más difícil para mí. La gran mayoría de veces los conciertos son para recaudar fondos, así que entre menos gastos tengan los organizadores, mejor. Yo lo que hago es:
  • Si es por mi parroquia o alguna comunidad parroquial, no cobro nada (es mi servicio pastoral)
  • Si es una participación pequeña, basta con agua o transporte
  • Cuando es una participación grande, utilizo el consejo que Luis Enrique Ascoy me diera un día: cobro CDs. ¿Cómo? Pues eso, por ejemplo, yo les "cobro" 5 o más discos (es decir, les vendo a un precio más bajo que en librerías), y ellos pueden revenderlos durante el evento o posteriormente, recuperando su inversión con ganancia (si quieren) y mientras, la música se va distribuyendo de forma legal
  • Una cuarta opción es que no cobre nada, pero me dejen poner a la venta mi música. Esta es la menos usada, puesto que normalmente viajo solo y no tengo quién se ponga a vender los discos.
En un retiro, charla, convivencia
Con estos momentos el "cobro" es diferente: no puedo vender música en un retiro, pues se pierde el sentido. Así que lo que hago es:
  • Si es en mi parroquia, o un retiro de mi parroquia, no hay cobro, es mi servicio Pastoral
  • Si me toca también dar un tema, no varía.
  • En todas las demás situaciones, al menos el transporte debe ser proporcionado por los organizadores

Para todas las situaciones anteriores, normalmente se me pide también el sonido. En las que hay un cobro, este cobro incluye el sonido. En las que no, también, puesto que lo considero parte de mi servicio pastoral.

Debo agregar que el sonido, las producciones, los medios de transporte, etc, son "financiados" por este tipo de cobro por el servicio prestado. Sé muy bien quién es el dueño de todo, de quién viene todo. Estoy muy claro que Dios dispone, pero también que las cosas no se materializan en la sala de mi casa, sino que Dios pone los medios o las oportunidades para que, en lo justo, reciba un ingreso que me permita seguirle sirviendo. Sin usura, sin exageraciones, sin hacer mío nada de lo que recibo, y entregando el diezmo de lo recibido, voy construyendo el Ministerio que Dios ha puesto en mis manos. También tengo claro cuál es mi Servicio Pastoral, el llamado o misión que he recibido y cómo lo hago realidad.

Ahora queda en las manos de ustedes, los lectores, para que opinen al respecto. Siempre teniendo en cuenta que la Palabra dice "Dad gratis lo que gratis recibisteis" (Mt 10,8.) pero también que "El obrero merece su salario"(Lc. 10,7.). Yo he esclarecido mi forma de trabajo por los últimos 15 años, con la venia de mi guía espiritual. Les invito a hacer lo mismo, a dejarse guiar, y, en lo posible, a no criticar a otros, sino a ser guías, como guiamos al Pueblo en la Alabanza.

Que Dios les bendiga
Juan Carlos García Melgar